Luisiana ya tenía una industria comercial activo cuando fueron admitidos a la unión. Pero Luisiana no tenía oficialmente su propio código comercial. En cambio, los tribunales se basaron, entre otras fuentes, en las Ordenanzas de Bilbao españolas de 1737, que estaban en vigor antes de la cesión de Luisiana.
Reimpresión de 1760 de las Ordenanzas de Bilbao de 1737.
En 1806, la legislatura aprobó un proyecto de ley que disponía “en asuntos de comercio la ordenanza de Bilbao es la que tiene plena autoridad en este Territorio, para decidir todas las impugnaciones relativas a él; y que donde no fuere suficientemente explícito, se podrá recurrir a las leyes romanas; a Beawes lex mercatoria, a Park sobre seguros; al tratado de los seguros de Emorigon, y finalmente a los comentarios de Valin, y a los autores respetables consultados en los Estados Unidos [sic].” Aunque el gobernador William C.C. Claiborne vetó este proyecto de ley, reflejaba lo que los tribunales ya estaban haciendo cuando aplicaban los preceptos del derecho comercial.
El Banco Estatal de Luisiana se fundó en 1818 y se encontraba en la esquina de Royal y Conti (en la foto se ve después de la construcción del edificio en 1822). Resistió el pánico financiero de 1837 y también la Guerra Civil. Sus cheques mostraban imágenes del barco de vapor John Randolph y el emblema del estado de Luisiana, el pelícano y su cría. Aunque no fue el primer banco en el estado, fue el primer banco establecido después de que Luisiana lograra estadidad.
Durante la década 1820, hubo un clamor entre los comerciantes para un código comercial consistente. Este proyecto se añadió a la agenda extensa de Louis Moreau-Lislet, Pierre Derbigny y Edward Livingston. El borrador del código consistía de dos partes, uno sobre el comercio en general y otro sobre el comercio marítimo en particular. Utilizó el Code de commerce francés como modelo, que resultó en algunos artículos idénticos.
Imágenes proporcionadas por cortesía de las Colecciones Especiales de la Facultad de Derecho de la Universidad de Tulane.
Aunque el borrador del código de comercio se presentó a la legislatura en 1825, nunca se adoptó ni se rechazó formalmente. No está claro por qué la legislatura decidió no tomar acción para el código que habían solicitado. Tal vez fue por el reconocimiento creciente de que para que Luisiana tuviera poder en las corrientes comerciales de la nación, tendría que aceptar y ajustarse al resto de las teorías legales comerciales de la nación. En fin, Luisiana adoptó la lex mercatoria (vol. 1 y vol. 2), junto con todos los otros estados.